Me fascina ver la transformación de la persona a través de la palabra.

Porque el decirle a una persona mirándole a los ojos: "Creo en ti", transforma su vida.

Y hablo desde mi más absoluta experiencia.

Tengo demasiadas experiencias vividas como para pensar que es circunstancial que me cuenten su mayor sufrimiento, así, de repente, me abren sus corazones.

Y da igual el estatus socieconómico: nuestros chavales en pleno siglo XXI sufren en silencio y se gestionan a ellos mismos, solos, su sufrimiento.

Debemos, como adultos, saber acercarnos a ellos como se merecen y ofrecerles ese espacio de confianza para que se "atrevan" a decirnos lo que REALMENTE les sucede.